Mientras que la moda rápida y las marcas de lujo siguen generando un exceso de existencias y de toneladas de restos textiles, Francia lidera la lucha europea en gestión de residuos mediante nuevas leyes e iniciativas.
La ley francesa AGEC, de lucha contra el desperdicio y la economía circular, entró en vigor en 2022, con el objetivo de disminuir los residuos y abordar su gestión.
Las entidades productoras, importadoras y distribuidoras se verán obligadas a entregar, reutilizar o reciclar los artículos que no vendan. Será obligatorio que los productos se puedan reparar, compostar o reciclar. Asimismo, aquellos que queden sin vender deberán entregarse a organismos que se encarguen de su reciclaje. Es más, se aplicarán sanciones a las prácticas de un único uso. Las medidas entrarán en vigor en enero de 2025 y se adaptarán a las nuevas prioridades, como la economía circular, la reducción del consumo, la preservación de los recursos naturales, la biodiversidad y el clima.
Por otro lado, Francia también estableció la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que confía en la voluntad de las empresas para reflexionar sobre cómo se eliminarán, reciclarán o repararán sus mercancías. Con ese fin, se determinaron incentivos económicos, mediante primas y sanciones.
No obstante, a pesar de que estas iniciativas avanzan en la dirección adecuada, no son vinculantes y la toma de decisiones queda bajo la responsabilidad de la industria. Además, al centrarse en el último elemento de la cadena de producción, también preocupa que estas leyes no solucionen el problema de la fabricación excesiva. Sumado a lo anterior, a pesar de que se fomenta el reciclaje, la mayoría de los artículos generados por la moda rápida no son ni reciclables ni biodegradables, por lo que surge la pregunta de qué hacer con las dos mil millones de toneladas de residuos sólidos urbanos que se generan cada año.
La revolución de la moda contra los residuos tardará un tiempo en cobrar fuerza; pero, mientras tanto, existen otras alternativas para que el mundo consuma menos y mejor.
- A medida: los consumidores pueden optar por prendas hechas a medida, que beneficien al comercio local. Asimismo, pueden llevar a arreglar la ropa que ya no les siente bien si su cuerpo cambia.
- Fabricación a partir de un único material: priorizar la compra de productos que estén compuestos de un solo material facilitará su reciclaje, en comparación con los tejidos mixtos, que son comparables a una bolsa de plástico.
- Diseño sostenible: elegir artículos de diseño sostenible que integren elementos medioambientales tanto en su diseño como en el desarrollo de los productos puede ayudar a minimizar los residuos no reciclables.
- Primer uso: producir ropa que se desecha cuando todavía está nueva es una de las mayores fuentes de residuos de la industria a gran escala.
- Segunda mano y suprarreciclaje: la compra de ropa de segunda mano o el suprarreciclaje de marcas de lujo reduce el consumo al mismo tiempo que se le da una segunda vida a los productos existentes.
- Alquiler de prendas de vestir: las tiendas de alquiler de ropa permiten saciar el ansia de comprar sin incurrir en un consumo excesivo.