El decrecimiento podría ser el futuro de la moda, ya que consiste en una reducción controlada de la economía y nuevos materiales manteniendo los ingresos aumentando el valor. Según un número creciente de expertos y ambientalistas, este podría ser el mejor enfoque para que la moda aborde realmente la crisis climática. El decrecimiento implica una contracción económica planificada con producción reducida. En la industria de la moda, el valor por la calidad implica extender la vida útil de la ropa como una de las formas más efectivas de reducir su huella ambiental y ampliar los servicios para cuidar la ropa querida. Las marcas deben encontrar nuevas formas de aportar valor a sus clientes que no estén vinculadas a la producción para mantener o aumentar sus beneficios.
No existe una única alternativa a nuestro actual modelo de consumo, pero sí nuevos modelos de industria que intentan alinearse con los principios de la economía circular. Algunos de estos incluyen la reventa, la confección, el alquiler, el reciclaje y la reparación. También, comprando textiles de segunda mano o hechos a partir de residuos. «El decrecimiento es emocionante porque abre una pluralidad de acciones y expresiones de moda», dice Kate Fletcher, profesora de la Universidad de las Artes de Londres (UAL), citando la agricultura regenerativa, las reparaciones, el reciclaje y el localismo, entre otras cosas. Como lo describe Susan Paulson, coautora de The Case for Degrowth, una forma de lograr el decrecimiento es «ampliar el alcance de las posibilidades, y eso ya está sucediendo».
Si bien no hay instancias de estrategias de decrecimiento completo, los expertos consideran que las iniciativas existentes juntas podrían constituir algo muy parecido. Un ejemplo de este tipo de iniciativas es The Trampery, el campus de estudios de moda para la innovación y la sostenibilidad más grande de Londres. En particular, su programa Sustainable Fashion Accelerator se enfoca en integrar la sostenibilidad en nuevos modelos de negocios.
Estrategias más específicas de la marca son, por ejemplo, la marca británica Toast y su servicio de reparación gratuito «Toast Renewal», o su iniciativa «Toast Circle», que ofrece la posibilidad de intercambiar ropa en sus tiendas, y su «Made to Order» línea, destinada a minimizar los residuos. El mercado de moda sostenible Reture conecta a los clientes con diseñadores internacionales que, como lo describe Sara Arnold, de Extinction Rebellion, pueden «reciclar prendas queridas para convertirlas en tesoros únicos«. También está ReKnit, un proyecto de la investigadora británica Dra. Amy Twigger Holroyd, que anima y enseña a la gente a renovar sus prendas de punto. La academia de cuidado y reparación en línea Fixing Fashion sigue una premisa similar.
En resumen, el decrecimiento en la moda significa fundamentalmente consumir menos y producir menos, y la industria de la moda está comenzando a comprender que necesita encontrar nuevas formas rentables para hacerlo. La parte difícil es, por supuesto, encontrar formas de transformar este «menos» en nuevas oportunidades de negocio, para que la economía no se detenga, que es lo que más temen los detractores del decrecimiento. No se trata de dejar de trabajar, sino de trabajar con nuevas prioridades en mente.
Mathilda Tham (PhD), de Earth Logic, dice que el decrecimiento en la moda no es una recesión, sino una reducción planificada. Por eso la legislación y la infraestructura son claves para su éxito, porque la imaginación está ahí, pero se necesita apoyo institucional para ayudar y proteger a las empresas que quieran dedicarse a reducir la producción y el desperdicio.
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