La huella de carbono de la industria de la moda es cada vez más difícil de medir y rastrear, lo que dificulta que los consumidores comprendan su propio impacto ambiental y su potencial para impulsar un cambio positivo. El sitio de reventa estadounidense ThredUp está tratando de ayudar a los consumidores a comprender su propia huella de carbono a través de una nueva calculadora alimentada por datos y análisis en línea. Según informa Vogue Escandinavia, la calculadora puede procesar parámetros como el ritmo de compra de nuevos artículos, la frecuencia de lavado y secado y otros hábitos de consumo. La herramienta guía a los consumidores para que respondan a 10 preguntas antes de calcular la huella de carbono anual y su clasificación con respecto al comprador medio. El objetivo de la herramienta es educar a los consumidores para que comprendan mejor las implicaciones de ciertos comportamientos de consumo, de modo que puedan responsabilizarse de sus propios hábitos. Es de esperar que los consumidores puedan romper ciertos conductas perjudiciales para el medio ambiente y promulgar cambios pequeños pero significativos.
Uno de esos cambios progresivos en el comportamiento de los consumidores es recurrir a las compras de segunda mano cuando se necesita un artículo nuevo. Los datos sugieren que comprar ropa de segunda mano puede reducir la huella de carbono de una prenda en un 25%, debido a que la mayoría de las emisiones proceden de la producción de la propia prenda. Revender y donar los artículos no deseados, lavar la ropa en frío y secarla al aire libre, optar por el envío estándar en lugar de la entrega urgente y establecer un límite de nuevas compras cada año son formas significativas de reducir la puntuación de la huella de carbono de una persona. ThredUp se ha asociado con el especialista en evaluación del ciclo de vida Green Story para crear la herramienta, que se basa en estudios existentes e informes publicados sobre el potencial de calentamiento global de las prendas de moda. En particular, las prendas más pesadas, como abrigos y jerséis, contribuyen a una mayor huella de carbono que las prendas más ligeras.