La industria de la moda es responsable del 85 % de los residuos antropogénicos que se acumulan en las costas de todo el mundo y provoca el 20 % de la contaminación del agua a nivel global. Si la situación no cambia rápidamente, en 2050 podría llegar a ocupar una cuarta parte del presupuesto de carbono restante del mundo, mientras que en 2030 explotaría un 35 % más de terrenos. Estos datos se extraen del informe A sustainable and resilient circular fashion and textiles industry de Sarah Cornell, Tiina Häyhä y Celinda Palm.
Durante los últimos 15 años, se ha acelerado la producción de ropa debido a que hoy prima la creación de muchas prendas más baratas, pero menos duraderas. Por ejemplo, la aplicación popular de moda rápida Shein ha publicado solo este año la asombrosa cantidad de 314 877 productos nuevos, que a corto o largo plazo se convertirán irremediablemente en una montaña de desechos.
Iniciativas sostenibles
A pesar de que la industria ha comenzado a implementar medidas y rediseñar planes para resolver el problema de la falta de sostenibilidad en el planeta, la mayoría de los proyectos siguen anteponiendo el crecimiento económico y las oportunidades comerciales. Las iniciativas para utilizar fibras y materiales más sostenibles van en buen camino. Lamentablemente, tienen la misma eficacia que una tirita sobre una herida infectada, ya que tanto el consumo de recursos como la generación de residuos y contaminantes van muy por delante.
Además, el problema de los abusos laborales en las cadenas de procesos está fuera de control. La explotación infantil, los trabajos forzosos y la discriminación han empeorado en los últimos años.
Cambio de actitud
Es necesario que la industria, los consumidores y los gobiernos colaboren para que todos compartamos un mismo objetivo: la reducción del uso de recursos en la industria de la moda y la vida en un lugar más justo.
Debemos comprar menos y preocuparnos más. Una opción es reparar, cuidar y transformar prendas que ya tenemos para ampliar su vida útil. Debemos recuperar habilidades como coser, bordar y remendar ropa. La industria de la moda tiene que priorizar la resistencia, la durabilidad y la calidad sobre la cantidad, así como estilos duraderos en lugar de modas pasajeras. Las existencias no vendidas mantendrán el valor de la nueva prenda y la marca, incluso cuando lleguen nuevas tendencias.
Los gobiernos fomentarán nuevos modelos comerciales para crear una dirección posterior al crecimiento en el sector de la moda, de modo que funcione anteponiendo el bien común.
Además, aprovecharemos lo que ya existe y respetaremos los recursos asignados a las prendas en lugar de desecharlas antes de usarlas por primera vez.
A cambio, no tendremos que comprar tantas cosas nuevas y fomentaremos cambios en los hábitos de compra. Debemos entender que comprar prendas de segunda mano es una buena manera de reducir nuestro impacto ambiental. Todo iría mejor si nos preocupáramos por el origen de nuestra ropa, las personas que la fabricaron y el tiempo que puede durar. El enfoque de la moda rápida tiene que cambiar si queremos que las próximas generaciones conozcan nuestro planeta.
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