A medida que aumenta la cantidad de prendas desechadas, aumenta a su vez la necesidad de encontrar oportunidades para cambiar a una economía circular. Uno de los problemas principales es el reciclaje entre prendas. Según la plataforma HEY FASHION!, lanzada por The Eileen Fisher Foundation, «para desbloquear el enorme potencial del reciclaje entre prendas, se necesita una inversión global a gran escala en toda la cadena de valor, especialmente en la recogida y la clasificación».
La oportunidad de lograr una circularidad real en la industria de la moda es enorme. Sin embargo, hay que hacer frente a problemas tecnológicos y se necesita inversión privada. De este modo, podremos crear una infraestructura que permita reciclar de manera eficiente al ritmo necesario y que beneficie a todos los niveles de una economía circular en funcionamiento desde la reventa, la reparación y el reciclaje.
Para abordar las cuestiones del sector de la moda a escala, necesitamos soluciones que puedan procesarse de igual modo. En cuanto a la reventa, la reparación y el reciclaje a escala, primero debemos clasificar a escala.

Fabricar para reciclar, reciclar para fabricar
El primer paso hacia la circularidad tiene lugar en el proceso de producción y las primeras etapas de la cadena de suministro. La fabricación y el diseño de prendas deben realizarse teniendo en cuenta el final de la vida útil de la prenda que se está creando. Un factor clave es mejorar el etiquetado para que proporcione información precisa sobre la composición material. Esto facilita la experiencia de compra de los clientes que quieren comprar conscientemente y, a su vez, simplifica el proceso de clasificación y separación por fibras al final de la vida comercial de las prendas.
Existe la necesidad de utilizar tecnología innovadora, como los infrarrojos cercanos, que ayude a medir las capacidades del reciclador de prendas. Además, es importante invertir en modelos de empresa emergente y tecnologías innovadoras. Por ejemplo, la empresa sueca Siptex es la primera instalación a gran escala que clasifica los textiles por color y composición de las fibras.
Los recolectores y clasificadores deben indicar a las marcas, los comercios y los fabricantes qué hace falta para que la clasificación sea inteligente y eficaz. Los recicladores deben comunicar sus preferencias de materia prima. Por su parte, los fabricantes deben separar los residuos por materiales y colores, y utilizar soluciones de datos (por ejemplo, Bcome o Reverse Resources) para controlarlos y aprender a separarlos en origen.
Básicamente, es necesario unir datos y requisitos de los diferentes agentes de circularidad en la cadena de la moda para construir una infraestructura que incentive las prácticas circulares.
Las instituciones públicas también tienen un papel que desempeñar, ya que deben invertir de forma conjunta en instalaciones de clasificación, ofrecer exenciones fiscales e incentivos a las empresas locales de clasificación y plataformas de código abierto para que los usuarios cambien sus hábitos de desecho de prendas, y guiarlos para que tomen decisiones con fundamento sobre los hábitos de consumo a la hora de comprar.