La sostenibilidad es un concepto en tendencia y cada vez más marcas de moda quieren incluir este concepto en su identidad, y para la generación más joven se convierte en un must a la hora de comprar. Al mismo tiempo, la moda rápida sigue acelerando sus producciones creando el nuevo concepto de moda ultra rápida.
Nuevas empresas están haciendo crecer su negocio y arrebatándole la corona a los gigantes consolidados del fast fashion con la misma estrategia que aplicó Amazon: precios más bajos para conseguir más volumen de ventas. Este modelo comercial mantiene costos y márgenes muy bajos, dependiendo del volumen para el crecimiento, creando una economía de escala que tiene un alto costo para el planeta.
La Unión Europea quiere avanzar hacia un futuro sin fast fashion, y ha creado una estrategia textil sostenible poniendo el fast fashion fuera de moda para 2030.
En esta transición, los productos deberán diseñarse para un uso más prolongado, para ser reparados, reutilizados, reciclables y energéticamente eficientes. Esto también se aplicará a nuestra ropa.
Se solicita a las marcas que reduzcan la cantidad de colección que producen cada año, se responsabilicen de toda la cadena de valor de sus prendas y se prohibirá la destrucción del stock no vendido o las devoluciones.
¿Podemos nosotros, como consumidores, adaptarnos a menos tendencias, comprar menos y enamorarnos de nuestra ropa por más tiempo? ¿Podemos intercambiar, alquilar, comprar de segunda mano, reciclar y reparar? La tendencia contraria de comprar más ropa, de menor calidad y gastar menos en ella solo nos deja un camino corto por delante.