La industria de la moda, un sector acostumbrado a vivir en la incertidumbre, se enfrentará a un sinfín de retos y reformas en los próximos años, en concreto en relación con una economía en dificultades, la geopolítica, el entorno macroeconómico en todos los grandes mercados, así como la legislación en torno a cuestiones laborales de sostenibilidad, según un artículo publicado por Modaes.
El primer reto es la ralentización general de la economía mundial y, dado que la industria de la moda suele ser la primera en sufrir recortes en el gasto, las consecuencias ya se están notando en Estados Unidos, donde las empresas de moda que cotizan en bolsa registraron descensos de ventas en el segundo trimestre de 2023.
Las cuestiones geopolíticas también se están sumando a las presiones del sector, concretamente la guerra en Ucrania está afectando al mercado ruso, uno de los más importantes para las empresas españolas. Mientras tanto, las próximas elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 y el posible desarrollo de una guerra comercial en China también están intensificando las incertidumbres de la industria.
Las tendencias de consumo también están cayendo en España, con el debilitamiento de la economía europea y la pérdida de poder adquisitivo de las familias debido a la inflación y al endurecimiento de las condiciones de financiación bancaria. Sin embargo, a pesar de estos retos, el Banco de España sigue siendo optimista sobre el futuro del consumo de los hogares, siendo las principales razones el fortalecimiento de las tasas de empleo y los indicadores de relajación de la inflación.
Al tiempo que la industria se enfrenta a diversos retos económicos como el qué hacer con la ropa sin vender, también tendrá que sortear nuevas legislaciones centradas en la sostenibilidad. Un hito concreto e importante para la industria europea de la moda es la aplicación de la responsabilidad ampliada del productor (RAP), que obligará a las marcas a asumir la recogida, separación y gestión de residuos de aquí a 2025.
Francia, Suecia y los Países Bajos ya tienen protocolos RAP en vigor, y varias grandes empresas españolas ya han establecido su sistema RAP (SCRAP). Además, se exigirá a las marcas de moda europeas que apliquen el ecodiseño y las declaraciones verdes a los productos, y se prohibirá el uso de prácticas de “lavado verde” que comercializan y etiquetan falsamente los productos como sostenibles.
Mientras tanto, en España, las cuestiones laborales se han convertido en el centro del primer acuerdo estatal sobre comercio textil negociado por Arte (la Asociación Española de Comercio Textil). El acuerdo se aplicará a las cadenas del sector, incluidos el textil y el calzado, la confección y los productos para el hogar.