El ritmo vertiginoso y las tendencias cíclicas llevan al sector de la moda a producir más ropa que nunca. Las estimaciones muestran que el número de prendas confeccionadas cada año se han duplicado desde el año 2000. Una pequeña parte de la que se fabrica y una gran cantidad de ropa se tira antes de que se pueda usar por primera vez. Estas prácticas han centrado la atención en las marcas de ropa y su impacto en el planeta, por lo que han recibido críticas por la destrucción de productos sin vender y el envío de ropa a vertederos extranjeros.
Durante la última década, las prácticas sostenibles se han convertido en el propósito principal de las firmas de moda. Zara, que pertenece al grupo Inditex, se ha comprometido a emplear materiales reciclados y «algodón de producción ecológica» en el 50 % de los productos vendidos en 2022. De la misma manera, otras marcas como H&M, Boohoo o el grupo Kering han publicado informes de sostenibilidad con objetivos que incluyen el empleo de más materiales reciclados y orgánicos en sus colecciones. Para adoptar el ecodiseño e incluir pautas sostenibles en el proceso de producción, es sumamente importante conseguir que las prendas tengan una vida circular gracias a un enfoque de reutilizar-reciclar. Sin embargo, es necesario que la moda incorpore el enfoque de reducción si queremos acabar con este bucle.
Si el éxito se sigue midiendo según el crecimiento y el aumento constante de las ventas, necesitamos un nuevo baremo. El ritmo de la producción de ropa normalmente excede al nivel de demanda, lo que hace que nos preguntemos qué pasa con la ropa que no se llega a vender. Algunas marcas se centran en calibrar y disminuir los excedentes de inventario y redirigir los productos no vendidos al final de cada temporada con políticas de reventa a través de terceras empresas autorizadas. Una pequeña cantidad se dona o se recicla.
Cualquier firma puede generar productos invendibles, ya sea un inventario que no se puede vender, productos dañados o devoluciones de los clientes. La industria de la moda sigue trabajando para dar soluciones y combatir la sobreproducción de una manera más efectiva y a una escala mayor.
En Europa, Francia ha prohibido la destrucción de existencias no perecederas sin vender, como la ropa. Una política revolucionara que la Unión Europea ha reconocido posteriormente y que se ha adaptado en la propia legislación de cada país. En España, la Ley de Residuos aplicará esta política para abordar este problema y prohibir la destrucción de las existencias que no se han vendido.
Las firmas de ropa intentan abordar el problema de la sostenibilidad alentando a los usuarios a comprar tejidos más ecológicos, pero la realidad es que esto solo conlleva a un aumento del consumo. Los retos principales para hacer una moda sostenible son estructurales. Sin embargo, hasta que la sobreproducción y el hiperconsumo se ajusten a estándares más respetuosos con nuestro planeta, seguiremos trabajando en las soluciones disponibles para mitigar el impacto de estas prácticas.